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Señales de alerta

Las señales de alerta, como su nombre indica, son indicadores de que el desarrollo no sigue su patrón evolutivo típico.

Los Trastornos del Espectro del Autismo engloban una serie de alteraciones en la comunicación, la interacción social, así como la presencia de patrones de comportamiento, intereses o actividades restringidas y repetitivas; sin embargo, las manifestaciones son tan variables y diferentes como lo es cada persona.

Afortunadamente, la detección se hace cada vez a edades más tempranas, y aunque en muchas ocasiones se pasan por alto muchas “señales de alerta”,  podemos detectar síntomas antes de los 24 meses de edad. 

En estos primeros meses es factible que tanto en el hogar como en las escuelas infantiles, se puedan detectar primeros signos tempranos de alarma. Es clave una detección precoz y una posterior estimulación o intervención temprana.

Cada niño con TEA es diferente a los demás, y la edad de detección varía de unos casos a otros, existen una serie de señales de alerta que pueden hacer recomendable una valoración exhaustiva del desarrollo.

 

Mientras que en bebés se valoran y estudian las señales de alerta, en niños, niñas y personas adultas se tendrán en cuenta las posibles señales que marcaron su desarrollo evolutivo bajo los criterios del manual Diagnóstico Estadístico de los Trastornos Mentales del DSM V o en la CIE-11.

 

Podemos clasificar las señales de alerta en diferentes áreas:

Desarrollo afectivo-social.

Cada interacción con el mundo exterior proporciona una respuesta emocional en las personas, pero no todos los niños y niñas reaccionan de igual manera. Algunas de las señales de alarma que podemos tener en cuenta en este campo son:

  • Indiferencia y/o falta de interés por establecer relaciones con otros niños y niñas, parece preferir jugar solo.

  •  Mayor uso de protoimperativos (petición de objeto deseado señalándolo)  en lugar de protodeclarativos (señalar con el fin de compartir información con otra persona) 

  • Gran dificultad en la expresión y comprensión de emociones.

  • Intereses restrictivos centrándose en cosas específicas, necesidad de rituales o rutinas muy marcadas y resistencia al cambio.

  • Pobre o ausente contacto ocular y seguimiento de objetos.

 

Desarrollo de la comunicación y el lenguaje.

La necesidad de comunicarse e interaccionar comienza en el desarrollo del niño/a durante el primer año y medio, dentro del seno de la familia. 

En los primeros años de vida la comunicación entre padres e hijos es uno de los principales aspectos para el desarrollo socio-afectivo entre ambos, siendo algunas de las señales de alarma las siguientes:

  • No responde a su nombre

  • Parece oír algunas veces, pero no otras

  • Seguimiento ocular alterado (no sigue objetos con la mirada y no presenta atención conjunta –no mira el mismo objeto que nosotros miramos-.)

  • No sigue instrucciones

  • Hay retraso o ausencia en el desarrollo del lenguaje

 

Se pueden mostrar dificultades en el leguaje como:

  • Ecolalia: Repetición de palabra, o frases. Pudiendo tener una doble función: autoestimulatoria sin ninguna intención comunicativa, o autorreguladora de sus emociones,  como: “no llores más”,  también puede ser instrumental para pedir algo. Además puede ser inmediata, repitiendo al momento, o diferida, repitiendo algo dicho hace tiempo.

  • Expresiones extrañas sin significado para el interlocutor, basadas en experiencias propias del niño. 

  • Vocabulario reducido y muy restringido en su uso. 

  • Mala utilización de pronombres personales con  función deíctica (yo, mi, su, aquí, allí, ahora, entonces) 

  • Incapacidad para entender dobles sentidos como metáforas, ironías, chistes. Dificultad para entender el significado literal de las palabras en su contexto. 

  • Monólogos sobre un tema concreto y repetitivo. Problemas en la alternancia de turnos en el habla, dificultades en prosodia (habla rápida y monótona, oscilaciones del volumen de la voz…)

  •  Alteraciones en la comunicación no verbal: derivadas de la inexpresión facial y corporal y la falta de comprensión de los gestos de los otros.

Desarrollo motor

“Los movimientos no solo los hacemos simplemente por movernos, cada movimiento tiene su propósito, siempre tiene alguna intención." María Montessori.

El movimiento tiene una importancia en el desarrollo integral de la infancia por su implicación en el progreso de la personalidad, el proceso de comunicación, la comprensión y la relación con objetos y otras personas del entorno, así como en la adquisición de la autonomía personal.

En las personas con autismo puede existir un retraso en la adquisición de pautas motrices generales y en los casos más severos una alta afectación. Generalmente, si existen, las dificultades motrices se relacionan con:

  • Control postural y marcha alterada

  • Movimientos faciales característicos (inexpresividad, TICS…)

  • Estereotipias motoras (realizan movimientos repetitivos con las manos, la cabeza o el cuerpo, como balancearse o aletear con los brazos) y autoestimulaciones visuales y/o auditivas (golpear una mesa, canturrear...).

  • Dificultades en la coordinación de los movimientos.  

 

Desarrollo cognitivo

El desarrollo cognitivo es el proceso por el que una persona va adquiriendo conocimientos sobre lo que le rodea y así desarrollar su inteligencia y capacidades, para adaptarse e integrarse a su ambiente.

Algunas de las características que pueden presentar las personas con TEA en su proceso de adaptación son:

  • Rigidez en procesos de pensamiento.

  • Dificultad para estructurar y generalizar la información a contextos más amplios.

  • Baja capacidad para prever hechos, anticiparse y establecer relaciones de causalidad.

  • Dificultad para la imitación. 

  • Mayor capacidad para la realización de actividades visuales en el espacio que no impliquen el uso del lenguaje.

 

Otras señales en relación a procesos psicológicos básicos:

Atención: destaca una “atención túnel”, fijándose en características concretas de los estímulos, que no necesariamente serán las consideradas importantes.

Memoria: destaca una muy buena memoria para recuerdos almacenados como hechos puntuales o  episodios y no como un cuerpo integrado de conocimientos.

Percepción: destaca la hipo o hipersensibilidad a determinados estímulos. Una característica muy típica podría ser la fascinación por objetos brillantes o luces intensas.

La familia por tanto tendrá un papel importantísimo en la detección precoz del autismo, ya que puede realizar una observación diaria de la evolución del niño o niña. Conocer los signos de alerta dotará a los familiares y cuidadores cercanos de una herramienta necesaria para la obtención de un diagnóstico temprano.

 

Existen protocolos de cribado consensuados internacionalmente dirigidos a los profesionales de atención primaria (ej., Academia Americana de Pediatría, 2008) para la detección específica del TEA en la vigilancia del desarrollo de los 18 y 24 meses de edad (como el M-CHAT-R). En estos protocolos, se administra un cuestionario breve y sencillo a las familias, detectan las posibles señales de alerta del autismo.

 

Recordamos, que sólo un psicólogo especializado podrá realizar un diagnóstico diferencial.

En la Federación Autismo Galicia cuentas con el SERVICIO DE VALORACIÓN Y DIAGNÓSTICO EN LAS DISTINTAS ENTIDADES QUE OFRECEN ESTA ATENCIÓN.

Para más información sobre ésto o culaquier otro tema no dudes en consultarnos, estamos aquí para atenderte. Llámanos o ponte en contacto a través de ÉSTE FORMULARIO.

 

 

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